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TRAUMATOLOGÍA: Laceración simple de labio superior con fractura amelodentinaria de incisivo central superior.

TRAUMATOLOGÍA: Laceración simple de labio superior con fractura amelodentinaria de incisivo central superior. El incremento mundial de los accidentes de transito y el nivel de violencia dentro de la población nacional ha traído como resultado un ascenso progresivo en el número de pacientes politraumatisados , y en particular con heridas de la región craneofacial. El manejo médico de las heridas de los tejidos blandos de la cara es un reto para el médico tratante pues su objetivo final no es solamente la restauración de la función, sino la reconstrucción estética con las mínimas secuelas psicoafectivas posibles. Factores económicos, sociales y Psicológicos hacen obligatorio un planeamiento agresivo y rápido en el manejo de este tipo de trauma para que el paciente retorne tempranamente a su actividad rutinaria. Incidencia y etiología La frecuencia del trauma facial es alta, comparada con otras regiones del organismo, debido a que la cara está en exposición permanente, sin ninguna protección. Los accidentes automovilísticos son la causa más frecuente de trauma y deformidades faciales. Los accidentes domestico ocupan el segundo lugar. Otras causas de heridas faciales son las producidas por armas de fuego o armas cortopunzantes, accidentes industriales, mordeduras caninas o humanas, accidentes deportivos, etc. Manejo Inicial Las heridas faciales no son una emergencia médico-quirúrgica en cuanto a cierre de heridas se refiere. Generalmente se asocian con trauma craneoencefálico o cervical, trauma tóraco-abdominal o pélvico o fracturas de las extremidades, lesiones estas que pueden poner en peligro la vida del paciente y que deben ser diagnosticadas y tratadas prioritariamente. Con mucha frecuencia es al cirujano plástico a quien se solicita primero, ante un paciente politraumatizado con heridas faciales severas, siendo principio general, que la reconstrucción facial es lo último que debe llevarse a cabo, en un paciente en condiciones de tolerar un procedimiento quirúrgico prolongado, generalmente bajo anestesia general. El cierre primario inmediato o el cierre primario tardío de las heridas faciales brindan excelentes resultados finales si se practican adecuadamente. Dada la nutrida vascularización de la cara la regla general de cierre primario antes de las seis horas no se aplica ya que el riesgo de infección es mínimo exceptuando las heridas por arma de fuego las mordeduras caninas y las que presentan alta contaminación. Como en todo politraumatismo, el manejo inicial del paciente esta orientado a: 1. Obtener una vía aérea permeable mediante la extracción de cuerpos extraños dientes, prótesis dentales sueltas o fracturadas coágulos etc. Se debe practicar tracción mandibular anterior o tracción de la lengua teniendo en cuenta que ésta se desplaza posteriormente obstruyendo la laringe en los casos de fracturas del ángulo y el cuerpo mandibular. En casos especiales es necesaria la intubación endotraqueal o una traqueostomía de urgencia, especialmente cuando existen fracturas panfaciales con obstrucción respiratoria aguda. 2. Control de la hemorragia facial: Las lesiones de la arteria facial o de sus ramas producen un severo sangrado que puede ser controlado generalmente mediante compresión por 15 a 20 minutos. Si no cede se pueden practicar ligaduras arteriales selectivas o taponamiento nasal anterior o posterior. Nunca se deben practicar pinzamientos a ciegas del área sangrante ya que la lesión iatrogénica de estructuras como las ramas del nervio facial o los conductos salivares, es frecuente y generalmente de carácter irreversible. 3. Estabilización hemodinámica. 4. Profilaxis antitetánica. 5. Exploración radiológica, para identificar fracturas faciales o la presencia de cuerpos extraños. Manejo de la herida Una vez obtenida la anestesia se debe practicar una exploración cuidadosa de la herida para efectuar un diagnóstico exacto de la profundidad, la presencia de fracturas subyacentes, lesión del nervio facial o del trigémino o lesión de los conductos salivares de la glándula parótida (Canal de Stenon) o de la submaxilar. La extracción meticulosa de los cuerpos extraños, como vidrios, fragmentos metálicos, material vegetal, pólvora, asfalto, fragmentos dentarios, etc, es de gran importancia ya que es frecuente el tatuaje residual en la cicatriz si la limpieza de estos materiales no se hace estrictamente. La toma de fotografías de las heridas es indispensable, no solamente para llevar un récord objetivo de la evolución de las cicatrices, sino para los casos de demandas médico-legales, ante una cicatriz extensa, o inconformidad del paciente con los resultados, el cual a menudo se olvida de la magnitud de sus lesiones iniciales. El uso del instrumental adecuado, suturas finas de calibres delgados, y la manipulación traumática de los tejidos faciales dará como resultado, cicatrices altamente satisfactorias. Se deben regularizar los bordes de las heridas cuando sea posible, retirando dos a tres milímetros de piel lesionada, para obtener heridas netas sin contusión ni necrosis evidentes. Todas estas medidas dan como resultado una mejor cicatrización, una recuperación rápida y una mejor readaptación social del paciente. En las laceraciones de los labios, la aproximación del plano mucoso se hace inicialmente, luego se sutura el músculo orbicular, y por último la piel, teniendo en cuenta que la sutura meticulosa de la unión vermillon-piel es obligatoria. CASO CLÍNICO: Paciente de 7 años de edad que concurre a la consulta después de 48 hs de haber sufrido caída de una cama cucheta , el cual produjo Laceración simple de labio superior con fractura amelodentinaria de incisivo central superior. La madre manifiesta haber tenido 39 grados de fiebre a las 24!hs de producido el accidente doméstico. Se recibe la herida con edema importante del labio superior y se chequea oclusión dentaría por el compromiso de fractura dentaría.

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TRAUMATOLOGÍA: Laceración simple de labio superior con fractura amelodentinaria de incisivo central superior. El incremento mundial de los accidentes de transito y el nivel de violencia dentro de la población nacional ha traído como resultado un ascenso progresivo en el número de pacientes politraumatisados , y en particular con heridas de la región craneofacial. El manejo médico de las heridas de los tejidos blandos de la cara es un reto para el médico tratante pues su objetivo final no es solamente la restauración de la función, sino la reconstrucción estética con las mínimas secuelas psicoafectivas posibles. Factores económicos, sociales y Psicológicos hacen obligatorio un planeamiento agresivo y rápido en el manejo de este tipo de trauma para que el paciente retorne tempranamente a su actividad rutinaria. Incidencia y etiología La frecuencia del trauma facial es alta, comparada con otras regiones del organismo, debido a que la cara está en exposición permanente, sin ninguna protección. Los accidentes automovilísticos son la causa más frecuente de trauma y deformidades faciales. Los accidentes domestico ocupan el segundo lugar. Otras causas de heridas faciales son las producidas por armas de fuego o armas cortopunzantes, accidentes industriales, mordeduras caninas o humanas, accidentes deportivos, etc. Manejo Inicial Las heridas faciales no son una emergencia médico-quirúrgica en cuanto a cierre de heridas se refiere. Generalmente se asocian con trauma craneoencefálico o cervical, trauma tóraco-abdominal o pélvico o fracturas de las extremidades, lesiones estas que pueden poner en peligro la vida del paciente y que deben ser diagnosticadas y tratadas prioritariamente. Con mucha frecuencia es al cirujano plástico a quien se solicita primero, ante un paciente politraumatizado con heridas faciales severas, siendo principio general, que la reconstrucción facial es lo último que debe llevarse a cabo, en un paciente en condiciones de tolerar un procedimiento quirúrgico prolongado, generalmente bajo anestesia general. El cierre primario inmediato o el cierre primario tardío de las heridas faciales brindan excelentes resultados finales si se practican adecuadamente. Dada la nutrida vascularización de la cara la regla general de cierre primario antes de las seis horas no se aplica ya que el riesgo de infección es mínimo exceptuando las heridas por arma de fuego las mordeduras caninas y las que presentan alta contaminación. Como en todo politraumatismo, el manejo inicial del paciente esta orientado a: 1. Obtener una vía aérea permeable mediante la extracción de cuerpos extraños dientes, prótesis dentales sueltas o fracturadas coágulos etc. Se debe practicar tracción mandibular anterior o tracción de la lengua teniendo en cuenta que ésta se desplaza posteriormente obstruyendo la laringe en los casos de fracturas del ángulo y el cuerpo mandibular. En casos especiales es necesaria la intubación endotraqueal o una traqueostomía de urgencia, especialmente cuando existen fracturas panfaciales con obstrucción respiratoria aguda. 2. Control de la hemorragia facial: Las lesiones de la arteria facial o de sus ramas producen un severo sangrado que puede ser controlado generalmente mediante compresión por 15 a 20 minutos. Si no cede se pueden practicar ligaduras arteriales selectivas o taponamiento nasal anterior o posterior. Nunca se deben practicar pinzamientos a ciegas del área sangrante ya que la lesión iatrogénica de estructuras como las ramas del nervio facial o los conductos salivares, es frecuente y generalmente de carácter irreversible. 3. Estabilización hemodinámica. 4. Profilaxis antitetánica. 5. Exploración radiológica, para identificar fracturas faciales o la presencia de cuerpos extraños. Manejo de la herida Una vez obtenida la anestesia se debe practicar una exploración cuidadosa de la herida para efectuar un diagnóstico exacto de la profundidad, la presencia de fracturas subyacentes, lesión del nervio facial o del trigémino o lesión de los conductos salivares de la glándula parótida (Canal de Stenon) o de la submaxilar. La extracción meticulosa de los cuerpos extraños, como vidrios, fragmentos metálicos, material vegetal, pólvora, asfalto, fragmentos dentarios, etc, es de gran importancia ya que es frecuente el tatuaje residual en la cicatriz si la limpieza de estos materiales no se hace estrictamente. La toma de fotografías de las heridas es indispensable, no solamente para llevar un récord objetivo de la evolución de las cicatrices, sino para los casos de demandas médico-legales, ante una cicatriz extensa, o inconformidad del paciente con los resultados, el cual a menudo se olvida de la magnitud de sus lesiones iniciales. El uso del instrumental adecuado, suturas finas de calibres delgados, y la manipulación traumática de los tejidos faciales dará como resultado, cicatrices altamente satisfactorias. Se deben regularizar los bordes de las heridas cuando sea posible, retirando dos a tres milímetros de piel lesionada, para obtener heridas netas sin contusión ni necrosis evidentes. Todas estas medidas dan como resultado una mejor cicatrización, una recuperación rápida y una mejor readaptación social del paciente. En las laceraciones de los labios, la aproximación del plano mucoso se hace inicialmente, luego se sutura el músculo orbicular, y por último la piel, teniendo en cuenta que la sutura meticulosa de la unión vermillon-piel es obligatoria. CASO CLÍNICO: Paciente de 7 años de edad que concurre a la consulta después de 48 hs de haber sufrido caída de una cama cucheta , el cual produjo Laceración simple de labio superior con fractura amelodentinaria de incisivo central superior. La madre manifiesta haber tenido 39 grados de fiebre a las 24!hs de producido el accidente doméstico. Se recibe la herida con edema importante del labio superior y se chequea oclusión dentaría por el compromiso de fractura dentaría.

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